Agricultura biodinámica: La importancia de las fuerzas cósmicas

agricultura biodinamica okLa agricultura biodinámica parte de la cooperación entre la tierra y el ser humano, manteniendo el equilibrio entre los principios de la materia y del mundo no material presente en la naturaleza.

La agricultura biodinámica sigue los principios enunciados en 1924 por Rudolf Steiner (1861-1925), padre de la antroposofía y persona dotada de una intuición inmensa, durante un curso dado en Koberwitz (Polonia). Según sus enseñanzas, existe una interrelación entre la materia y las fuerzas cósmicas procedentes del universo, así que la agricultura biodinámica parte de la cooperación entre la tierra y el ser humano, manteniendo el equilibrio entre los principios de la materia y del mundo no material presente en la naturaleza. En todos los procesos del campo, la preparación del suelo, la siembra, la rotación de los cultivos, la cosecha, se tienen en cuenta las fuerzas cósmicas, es decir, las estrellas, el Sol, la Luna y los planetas, y las fuerzas terrestres, el agua y los elementos minerales.

La tierra y el cosmos, el calendario biodinámico.

En agricultura biodinámica se tiene muy en cuenta la dinámica del Cosmos, tal como se refleja en el calendario biodinámico. Cada año es distinto, porque depende de la posición de los astros, que nos indican cuando deben realizarse todas las labores del campo. Y por último, están los preparados biodinámicos, mediadores entre la tierra y el Cosmos, que son extractos vegetales, animales y minerales, normalmente fermentados, dinamizados por agitación y aplicados después en forma diluida. Es, por descontado, un sistema laborioso pero muy eficiente y con resultados a menudo asombrosos. Hay que tener en cuenta, de todas formas, que el uso de preparados biodinámicos puede provocar a veces un aumento de la plagas y enfermedades durante el primer año, pero está demostrado que su uso continuado logra disminuirlas.

La tierra se considera como parte de nosotros mismos, es decir, como parte de un universo que nos comprende (se habla de ella como si se tratase de «el cuerpo de Cristo») y, por tanto, como algo sagrado, y sus productos son pues también algo sagrado que conviene considerar desde este punto de vista. Es una forma de darle importancia a lo que hacemos y de prestarle parte de nuestra energía espiritual.

Fuente: Revista Integral extra nº 14.www.mcediciones.com

 

Categorias: Noticias Hortus.

Share